domingo, 29 de noviembre de 2009

V Encuentro Diocesano de las Familias

Gran parte de este domingo me lo he pasado en Valsequillo, en el V Encuentro Diocesano de las Familias. Allí he tenido la oportunidad de encontrarme con amigos a los que veo en los encuentros y convivencias que se organizan en el Secretariado Diocesano de Pastoral Familiar y Matrimonial.

La canción del comienzo del Encuentro fue "Por Ti, mi Dios, cantando voy", que me la aprendí gracias a que puse a cantar a mi párroco la noche antes y la grabé. Estuve cerca de una hora seguida escuchando la canción. La verdad es que la letra no tiene desperdicio y me gusta mucho más que "Grita Profeta". Yo tenía entendido que era la canción del principio de la Misa conclusiva, por lo que me desentendí de ponerle los acordes, cosa que tuve que hacer a toda pastilla desde que me enteré. Me vino genial que una hermana de mi Comunidad asistiera y tocara conmigo.

Tuvimos una charla muy interesante dictada por nuestro Obispo, D. Francisco Cases, que me imagino que habrá un enlace en la página de la Diócesis en unos días (www.diocesisdecanarias.es).

Tras un turno de preguntas tuvimos tres testimonios: una pareja de novios (ya en capilla), un matrimonio joven y un matrimonio que son recién abuelos.

Comida compartida, y tiempo de descanso. Luego, un tiempo de actuaciones: mini-obra de teatro, parodias, playbacks y directos. Yo estrené una canción que hace unos días compuse con el eslogan del encuentro "¡Familia! Jesús nos une y nos acoge" y nuevamente, con mi hermana, cantamos "Supremo amor".

La Eucaristía estuvo super animada. De hecho, grabé las canciones, aunque algunas las conocía, porque el coro de Valsequillo lo hizo realmente bien.

Tras la Eucaristía (les transcribo la Homilía en otro post), el Ayuntamiento de Valsequillo nos convidó a todos a una chocolatada....

Lo mejor de estos encuentros es la cantidad de gente joven, mayor y muy mayor que ves comprometida con el tema de las familias. A todos nos ocupa el que el sacramento del matrimonio no sea un paso más por la máquina del café, sino la concienciación de que Jesús se hace presente en medio de los contrayentes, para bendecirlos y santificarlos.