(D. Francisco Cases, es Obispo de Canarias)
(V Encuentro Diocesano de las Familias. Valsequillo, 29 de noviembre de 2009)
La gente quedará enloquecida y sin aliento por el miedo. Las palabras de Jesús están, evidentemente, anunciando el fin del mundo. Hay por ahí, me parece, una película ¿no? la película "2012". ¡Qué terrible! Si ya los trailers que están por ahí son tremendos. Y lo malo es que lo que dice la Palabra de Dios es... (gestos de similitud con las manos) "Los astros se tambalearán, el sol perderá su brillo, la luna caerá hecha pedazos" Yo creo que la película "2012", yo no la he visto, salvo alguna fotografía que he visto por ahí, es para tener miedo... es para tener miedo...
Aquí hay algo que yo no termino de asimilar porque para comprender esto bien, hay que leer todas las palabras del Señor y si no, nos quedamos cortos.
Vamos a ver: ¿Por qué si el Señor está describiendo esa situación, de tanto miedo, del anuncio del fin del mundo, dice: "estén preparados, tenéis que estar despiertos, ser lúcidos para daros cuenta del momento, no os embotéis... no os embotéis" ? Para que el Señor os pille de pie, de pie, esperando, esperando.
Todo esto, ¿qué quiere decir para nosotros que realmente no estamos convencidos, ni tenemos por qué pensarlo, que el fin del mundo es en el año 2012...?¿ o en el año 2010...? ¿Por qué Jesús, junto a estas imágenes tan tétricas, tan tremendas, dice "levantad la cabeza cuando veáis cosas de este tipo, porque se acerca vuestra liberación"? O sea, un poco como si el escenario diera miedo, pero después nos dice "no, no, ustedes levanten la cabeza, ustedes pónganse en pie... llega su liberación". Al que se le anuncia la liberación no tiene miedo (se ríe).
Si yo estoy pasándolo mal, si a mí me han anunciado que tengo un cáncer y me dice el médico "no se preocupe, que estoy seguro, aplicándole este tratamiento usted quedará libre del cáncer". Respiro, se acerca mi liberación. ¿hm? Y no tengo miedo, estoy alegre. Es más, hay unas palabras muy bonitas que lamentablemente no se leen hoy y son las que siguen a continuación, exactamente a continuación de lo que acabamos de leer. Dice Jesús... sigue cuando termina de decir lo que hemos leído, dice esto: "Aprended de la higuera, cuando veis que echa brotes, yemas, decís, está cerca el verano". ¡Ay que curioso! Si yo tuviera que describir el fin del mundo nunca diría, nunca diría "Aprended de la higuera cuando echa brotes" Yo diría más bien, "aprendan de la higuera, cuando se le caen las hojas saben que está cerca el invierno", digo yo. Para explicar el fin del mundo, para explicar la catástrofe final, no se puede explicar diciendo "Aprendan de la hoguera, cuando echa brotes..." no, no, es al revés, el fin del mundo sería el invierno. Por eso he empezado preguntando (al comienzo de la Eucaristía) "¿Cómo están los almendros en Valsequillo, con hojas o sin hojas?" Estamos en otoño, el otoño es el aviso del invierno. Es en otoño cuando los árboles sueltan todas sus hojas. En invierno se echan a dormir, pero en primavera (silba) echan los brotes que indican que va a llegar el verano. El verano es el tiempo de los frutos, es verdad que aquí en Canarias, como estamos con este clima, hay frutos buenos durante todo el año, pero realmente el verano es el tiempo de los frutos. Y las yemas surgen en primavera. La primavera es el anuncio de esos frutos del verano. El almendro, del que tanto hay aquí, ¿verdad? Valsequillo está lleno (ajá)... el almendro echa primero la flor y después las hojas, y si no viene un frio fuerte, las hojas se convertirán en almendras ¿eh? y en su momento saldrán las almendras, y se quedarán ahí hasta que se sequen, y hasta que las recojan o se caigan. ¿Saben cómo se dice en hebreo "almendro"? Se dice "el centinela", porque es el que avisa, el que avisa con sus flores, poniéndose todo blanco, el que avisa que aunque parezca que estamos en invierno viene la primavera. Es como el centinela que avisa ¡Que viene!¡que viene!¡que viene! Eso es.
Entonces, es curioso, piensen esto ¿por qué el Señor para hablar del final del mundo nos dice el ejemplo de la higuera? Nos dice "levanten la cabeza, se acerca su liberación". No les dice "Métanse debajo de la mesa porque les va a caer una..." No, les dice, nos dice "pónganse en pie, levanten la cabeza, se acerca su liberación, viene el tiempo de los frutos, viene el tiempo de que los brotes darán sus frutos". Yo recuerdo, y lo cuento mucho - miren perdonen los que estamos ya jubilados y somos pensionistas, nos podemos permitir el lujo de repetir las batallitas, porque contando vivimos de la memoria del pasado- yo me acuerdo de ... quizá ya la han oído algunas veces- cuando yo era joven cura...- pues, sí, es que cuando era joven cura pues he vivido muchas cosas que yo recuerdo en el corazón- cuando yo era joven cura, y empecé a trabajar en la parroquia, después de venir de estudiar, yo iba todos los días desde la casa sacerdotal () a la parroquia del Rosario de la Florida, andando porque en aquellos tiempos no tenía coche. Entonces bajaba y cogí un atajo. Cogí por un atajo que era atravesar las vías de la estación de Alicante. Seguramente porque molestaba al tráfico de los trenes, un viejo eucaliptus que tendría que ser enorme, lo habían serrado casi a ras de suelo. Pero claro, quedaba el tocón, un tocón es lo que queda de un árbol grande cuando lo sierran. Un árbol así (hace un gesto con los brazos para decir lo grande que era) , casi un metro. Y ese tocón estaba ahí, seco, viejo y feo... pero ¡mecachis! todas las primaveras les salían los brotes. Eran tímidos. Pero yo me pasaba todos los días, todos los días, y llegaba el invierno y aquello estaba feo, viejo, lleno de rajas... nada, aquello lo dabas por muerto. Bueno, pues llegaba febrero - en Alicante también hay buen clima- llegaba febrero, todo más marzo, y ¡zas! un brotecico... No hay manera, con la vida no hay manera. ¿saben? Aquellas dos ramitas, cuando llegaba el invierno se quemaban, y desaparecían. Y al invierno siguiente, vuelta a... el burro a las coles, salían otra vez las ramitas , después del duro invierno.
Esto a mí siempre me ha hecho pensar mucho y cuando he oído estas palabras de Jesús "cuando verdean estos brotes, cuando vean estas cosas, aprendan de la higuera. Se acerca el verano". Y yo pienso, este mundo, este mundo que no funciona, este mundo que NO FUNCIONA, este mundo de la familia que tiene tantos problemas y que a veces se nos meten en el alma como asesinos de nuestra esperanza, y decimos y llegamos a pensar "esta familia en la que nosotros creemos no tiene futuro". Lo que tiene futuro es la familia o los modelos de familia, que hoy en la sociedad están prosperando. Pero este modelos nuestro... somos anticuados, no sirve, no tiene futuro. Entonces, yo creo que el mensaje de hoy, que es el mensaje con el que la Iglesia empieza el Adviento, que es el mensaje en el que empiezan a conjugarse los verbos en futuro. Si se fijan el Adviento espera así: "Cumpliré la promesa que le hice a la casa de Israel", "Suscitaré a David un vástago legítimo", "Hará justicia y derecho" ¿ven? todos los verbos en futuro: "Se salvará Judá", " en Jerusalén vivirán tranquilos", "la llamarán Señor nuestra..." todos los verbos en futuro.
Antes, hablaba con una pareja aquí, y les decía "¿saben cuándo empezamos a ser viejos? Cuando no sabemos conjugar los verbos en futuro, porque ya nos da lo mismo, porque mañana no tenemos nada que hacer." Cuando uno no tiene que hacer nada mañana, cuando uno no puede decir "mañana iré", "mañana haré", "el mes que viene tengo que hacer esto", "el año que viene haré", cuando uno ya no puede decir esto, es que es viejo. Mientras que hablamos del futuro es que somos jóvenes, mientras que hablamos en futuro estamos camino del verano, cuando solo contamos batallitas y hablamos en pasado, estamos en invierno.
Por esto hay que aprender este mensaje precioso de la liturgia que nos habla en futuro y nos enseña a hablar del futuro.
La familia tal y como Jesús nos la ha regalado, la familia tal y como la estamos viviendo con esta alegría, tiene FU-TU-RO, tiene FU-TU-RO. Mañana estarán, y dentro de un año estarán y dentro de muchos años estarán. TIENE FUTURO. No estamos camino del invierno, aunque el almendro no tenga hojas, aunque la higuera suelte sus hojas, no estamos en invierno. Jesús nos dice al revés: Estamos en primavera, camino del verano, el tiempo de los frutos. Es más, yo diría: cada uno de ustedes, cada uno de nosotros, somos ese brote de primavera que, en Valsequillo o en Las Palmas, o en Gáldar, o en Firgas, o en Bañaderos, o en el Sur, en Maspalomas, en el Tablero, somos ese brote de primavera que anuncia el verano. Por eso yo les invito a vivir este Adviento así.
Señor, te doy gracias por la familia que me has dado. Te doy gracias por las familias con las que estoy conviviendo, trabajando, viviendo la fe. Te pido que nos ayudes, primero a que no sintamos nunca que tenemos necesidad de mirar al pasado para encontrar un rayo de luz. No, no, tenemos que mirar hacia adelante, tenemos futuro, somos el brote de primavera que anuncia el futuro. Ese es el mensaje del Adviento, ese es el mensaje de Jesús. No lo digo yo, es Él, no ha dicho "miren, cuando a la higuera se le caen las hojas llega el invierno" no, no, "miren, cuando en le higuera brotan yemas se acerca el verano".
Que sean ustedes, que seamos todos, también los curas, signos de esperanza, señales de primavera, señales de primavera. Que con nuestra alegría, a pesar de todos nuestros problemas, que con nuestra alegría, seamos un signo que anuncia la venida de Jesús. Y quien anuncia la venida de Jesús, y quien anuncia la presencia de Jesús, no tiene más, no tiene más que motivos para vivir.
Que el Señor nos conceda prepararnos con alegría a esto que es una intromisión, preparamos la Navidad: Jesús viene, Jesús nace. Pero todos sabemos que el Niño Jesús ahora está en nuestro corazón y crece en nuestro corazón. Pero el Niño Jesús es el Señor Resucitado que nos acompaña siempre y que nos invita a ser en nuestros lugares, en nuestro trabajo, en nuestro ámbito de evangelización signos de esperanza, signos de futuro. Porque lo que está cerca es el verano, el tiempo de los frutos, y cada uno de nosotros es un signo de primavera, un brote de primavera. Que el Señor nos lo conceda. Amén.