domingo, 29 de noviembre de 2009

Cura de humildad

Muchas veces me guardo cosas en el corazón, y las suelto cuando ya no me hacen daño, ya sabes "agua pasada no mueve molino".

Ayer asistí a la boda de una chica que hace años estuvo en la parroquia. Cómo no, asistí como parte del coro. Realmente no sé si lo que sentí fue fruto de un cúmulo de sentimientos equivocados o realmente las cosas salieron así.

Yo, que soy un despiste personificado, me olvidé de asistir a un ensayo y por otra razón justificada, no podía asistir a otro programado. Por fin, cuando pude asistir al ensayo, me empecé a llevar chascos. No creo que sea aquí mi "afán de protagonismo" lo que tuvo que ser ahogado... mi principal chasco es que lo que se me pedía era que "no cantara alto"... y quien me ha oído cantar, sabe que mi gran batalla con los que canto es que no deben esconderse en su timidez y deben subir el volumen: por muchos micrófonos, si cantan bajo, no se entiende la letra. "Vale" (pues no canto alto). Luego, me encontré que muchas canciones tenían sus solistas, cosa que me alegró sinceramente, porque eso es señal de que en el coro se va venciendo la timidez... pero para mí fue casi una puñalada que yo fuera de segundo plato en una de mis canciones: "Pues como a Fulanita no le va el tono de la canción, que la cante Noelia, que es de ella". Es decir, que si a Fulanita le hubiera ido bien el tono de la canción, no habrían contado conmigo ni para cantar la canción que yo le compuse a mi marido para nuestra boda.

Mi madre siempre me ha dicho que "Don Imprescindible se murió"... Yo, al final, me sentí tan prescindible que canté sin corazón, sin ganas y sin ilusión... "canté bajito" como me pidieron... no hice la segunda voz de otra canción, como creí entender que se me pedía, aguanté hasta el final... y canté mi canción, pidiéndole al Señor en ella, que aceptara toda mi pobreza, que me grabara como un sello en el corazón que si aspiro a ser como Él, todas estas cosas las tengo que aprender a superar con humildad y desde el amor.

Esta mañana, todos esos sentimientos tan confusos habían pasado, y he tenido la oportunidad de vivir un día muy especial.