lunes, 23 de noviembre de 2009

Cristo es mi Rey

Todavía estoy anonadada por la Homilía que pronunció ayer el padre B. ayer en la Misa de ocho de la tarde.

Aún no sé cómo llegó el tema... pero creí entenderle que Cristo realmente no es Rey. Sí me quedó claro que para él, tampoco Dios es Todopoderoso, sino nadapoderoso...

Me han herido tanto sus palabras que, aunque anoche en mi oración personal me desahogué bastante, si no me argumento, me sentiré cómplice y co-agraviadora.

Yo sí creo que Cristo es Rey, y que vendrá revestido de gloria y majestad. Soy plenamente consciente que su Corona es de espinas y no de oro y que su Reino no es como los de la tierra.

Yo sé, Jesús, que Tú vendrás a reinar en nuestros corazones y que Tú, Espejo de resplandor eterno, nos mostrarás cómo ha sido nuestra vida, sin ejercer violencia sobre nosotros nos abrirás los ojos a nuestros pecados, y que al vernos desde Tus Ojos, nos arrepentiremos con un corazón sincero y que Tú serás Misericordioso.

Yo sí creo que eres Todopoderoso, y que tu Poder es el Amor, porque Todo Tú eres Amor. Sin Amor las cosas más simples no serían posibles y confieso que para Ti Todo es posible.

Tú Rey del Universo, Dueño de la Creación, no necesitaste un palacio para venir al mundo... fuiste un sin-techo, nadie dio posada a tu Madre, ya cumplida y pronta a dar a luz al Rey del mundo, al Mesías. Fuiste pobre entre los pobres, sabes de pasar necesidad y nos enseñas que aún así se puede ser bienaventurado.

A mí no me escandaliza tu majestad que toca a los enfermos, que come con pecadores, que convierte los corazones, que da importancia a los niños. No, no me escandaliza, tal vez porque soy mujer y por ser, tal vez por eso mismo, más sensible que la mayoría de los hombres, por muy sacerdotes que sean. Porque en tu gestos yo reconozco Tu Nobleza, y veo que los "poderosos" de este mundo no actúan como Tú: no son servidores públicos, sólo buscan su riqueza... así no es de extrañar que haya cada vez más gente sin-techo, sin hogar, sin acceso a una sanidad digna, sin acceso a una alimentación adecuada, mientras nuestros dirigentes viven en grandes palacios y mansiones, se enriquecen a costa de los que más necesidad tienen, tiran comida a la basura, los mejores médicos y hospitales están a su servicio...

Sí, lo afirmo con rotundidad, no lo dudo ni me lo planteo como hizo Pilatos cuando te juzgó.

Tu reino no es de aquí, no es como los de aquí... aún así, eres Rey... y yo me atrevo a pedirte, Señor mío, Dios mío y Rey mío, reina ya en nuestros corazones. Que venga tu reino. Amén.