lunes, 14 de diciembre de 2009

Comentario al Evangelio del 20 de diciembre 2009

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SCJ

Primera Lectura: Miqueas 5, 1-4a
De ti saldrá el Jefe de Israel

1 Pero Tú, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti sacaré
el que ha de ser jefe de Israel:
su origen es antiguo,
de tiempo inmemorial.
2 Por eso el Señor los abandonará
hasta que la madre dé a luz
y el resto de los hermanos
vuelva a los israelitas.
3 De pie pastoreará
con la autoridad del Señor,
en nombre de la majestad
del Señor, su Dios;
y habitarán tranquilos,
cuando su autoridad se extienda
hasta los confines de la tierra.
4 La paz vendrá así.


Salmo Responsorial: 79
Oh Dios, restáuranos, Que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, vena visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti, danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

Segunda Lectura: Hebreos 10, 5-10
Aquí estoy para hacer tu voluntad

5 Por eso al entrar en el mundo dijo: No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo.
6 No te agradaron holocaustos, ni sacrificios expiatorios.
7 Entonces dije: Aquí estoy, he venido para cumplir, oh Dios, tu voluntad -como está escrito de mí en el libro de la ley-.
8 Primero dice que no ha querido ni le han agradado ofrendas, sacrificios, holocaustos ni sacrificios expiatorios que se ofrecen legalmente;
9 Después añade: Aquí estoy para cumplir tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esa voluntad, quedamos consagrados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Evangelio: Lucas 1, 39-45
¿quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

39 Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un pueblo de Judea.
40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena de Espíritu Santo,
42 exclamó con voz fuerte:
- Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
43 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de Señor?
44 Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre.
45 ¡Dichosa tú que creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció.

Comentario al Evangelio

Se me ocurren dos cosas que comentar... la primera es un recuerdo de una oración que hicimos el curso pasado en mi Comunidad. En ella, tratábamos el tema del Sagrario, de la presencia eucarística de Jesús. Y en un primer paso, orábamos a María, porque Ella había sido el primer Sagrario. Queríamos hacer incapié en que Jesús, VIVO, en el vientre de su Madre, la impulsó a llevarle a quien más Le necesitaba... y María, al enterarase de que su prima, bastante mayor, estaba encinta, acudió a ayudarla. María, llevó la presencia de Dios a su prima Isabel y a su familia... basta recordar que Zacarías, también anciano, además estaba mudo por haber desconfiado de la palabra de Dios. María, acude allí donde la necesitan. ¿Y nosotros?...También tenemos que observar la reacción de Isabel. Ella AGRADECE la ayuda que le viene a prestar María, y es aquí a donde quiero llegar: Muchas veces, cuando llevamos a Jesús en nuestro corazón, no actuamos como María: no le llevamos a donde sabemos que LE necesitan... y cuántas veces, no sabemos acoger, con el mismo amor y la misma gratitud, a todo el que viene a nosotros, trayéndonos un poquito de Dios.

La segunda cosa que me gustaría comentar sobre este Evangelio, son las últimas palabras de Isabel: ¡Dichosa, tú, porque creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció. María es una Mujer que se fió ciegamente de Dios. Puso su vida en sus manos, porque en aquella época, ser madre soltera equivalía a morir a pedrada limpia... ella, aceptó la palabra que Dios le daba, aceptó su propuesta, se fió de Dios... Y Dios, hoy nos pide a nosotros, que hagamos de este mundo un lugar especial, que hagamos de nuestros corazones, una cálida y confortable cuna para recibirle cada vez que viene a nosotros, principalmente, en la Comunión.

Tengamos fe en las palabras del Señor, para ser dichosos, para ser felices... y hagamos como María: llevemos a Jesús a los demás, sin olvidarnos que en ellos, también está el Señor.

Hoy, he pensado que lo mejor que podemos escuchar es el AVE MARÍA, nos lo canta Andrea Bocelli.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.