viernes, 6 de agosto de 2010

Primer viernes, 6 de agosto de 2010

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SCJ

Oración Preparatoria (para todos los primeros viernes):

Jesús, junto a tu Madre Santísima, quiero renovar especialmente mi unión contigo, y contigo ofrecerme al Padre en reparación por todos los pecados del mundo.

Oración para el Primer viernes, del cuarto mes:

Corazón de Jesús, te ofrezco mediante la santísima Virgen esta comunión en particular para reparar mis tantos pecados; que me los perdones por tu infinita Misericordia y los méritos de tu dolorosa Pasión.

Oración para después de comulgar:

Jesús mío dulcísimo, que en tu infinita y dulcísima misericordia prometiste la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de tu Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acuérdate de esta promesa y a mí, indigno siervo tuyo que acabo de recibirte sacramentado con este fin e intención, concédeme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en Ti con fe viva, esperando tu inefable misericordia y amando la bondad de tu amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.


Oración final:

Gracias, Jesús mío, por haber venido una vez más a mi pecho. Quédate siempre conmigo, y que siempre haga tu voluntad, como me la manifiestas en los mandamientos y en las enseñanzas de la Iglesia. Amén.

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Este primer viernes, ha sido también muy especial. Llevaba tres sábados seguidos buscando confesarme y, o llegaba tarde o la cola ante el confesionario era tal que llegada la hora de la Misa, el sacerdote, se levantaba y se iba a celebrar... (¡cuanta falta hay de sacerdotes que pudieran seguir confesando, incluso durante la Misa y después de ella!).
Así que dispuesta a dejarme reconciliar con Dios, llegué casi una hora antes: el confesionario para mí solita. Recé por el sacerdote que me iba a escuchar, para que se abriera al Espíritu de Dios y Le dejara hablar a través de él. Repasé mi examen de conciencia...
El Sacramento... maravilloso...no tiene otras palabras. Y además me dejó un regalo: el sacerdote me entregó una estampa de San Josemaría Escrivá... (¡vaya! parece que no sólo me lo encuentro en algunos blogs amigos, sino que también ha venido "en vivo y en directo").

Tras cumplir la penitencia, recé las oraciones preparatorias de este primer viernes... Hoy me he sentido muy feliz de haber vuelto al recibirte, Jesús. No te vayas, quédate en mi corazón...

De vuelta a casa, lo primero que hice fue anotar todos los consejos que me dió... y ya que he pedido al Señor que me hablara a través de este sacerdote, consideraré sus palabras, sus consejos, como Palabra de Dios, Consejos de Dios...

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.