Aún no me he repuesto de una reunión de padres como la que tuve este lunes. Esta semana tocó repaso de los Mandamientos. Concretamente los Nº 1,2,3,4,5,6 y 9. Los desarrollamos más despacio, de forma que eran casi ellos los que decían qué significaba "amar a Dios", "santificar las fiestas", "respetar a los padres", "no matar"...
Para lo que estoy acostumbrada con este grupo, me llenó de alegría el interés positivo que demostraron. Incluso, en la cuestión más peliaguda (los actos impuros, los pensamientos y deseos impuros) que nos dan los Mandamientos 6º y 9º.
Ciertamente, a mí esta cuestión me costó un poco entenderla, porque los sacerdotes son muy poco dados a hablar de esta cuestión. Y claro, como me dijo un amigo que estudiaba para abogado: el desconocimiento de la ley no exime de cumplirla.
Para poder entender mejor el tema y poder transmitirlo, encontré en Internet una página de un sacerdote que se llama "El teólogo responde" que me pareció muy completa y que les he pasado a los padres que están en el grupo que tengo en Google, donde además, encuentran el tema mejor desarrollado.
También me alegró el hecho de pasar de tener a 9 de los 16 padres, a tener a 12. Por lo que el diálogo fue mucho más enriquecedor.
Otro motivo por el que la asistencia de los padres puede ser mayor (y eso no debe significar que las reuniones no interesen), es que hemos dejado el tema de las fotos a los padres, por lo que son ellos los que tienen que valorar las ofertas y servicios que ofrecen cada uno de ellos. De esta forma, nos hemos quitado el sambenito de que "la parroquia -la iglesia- gana un dinero por poner a los fotógrafos".
Esta mayor asistencia, no debe ser excusa para dormirme en los laureles: ahora hay que trabajar más, para hacer los temas más participativos, que es lo que les gusta.
El hecho de participar en actividades con los hijos, como la que tendremos dentro de 15 días, con la "merienda del hambre", les motiva (y a mí también) a vivir la fe de un modo distinto, más comprometido.
Nuevamente, encomiendo este grupo a las oraciones de sus patrones. Para que sus corazones se vayan preparando a recibir la buena semilla del Reino.
Señor, hazme una buena sembradora de tu Palabra.